SECCIONES

viernes, 12 de agosto de 2016

La tormenta de perseidas en el infierno congelado.

El otro día llegando a mi parada, mientras cruzaba el barranco mirando hacia el oeste, vi la puesta de sol más bonita que había visto en mucho tiempo. El tren se paró en el semáforo y paró el motor. En ese mismo momento el móvil reproducía ''Virginia'' de Jacob de Hann, mis ojos miraron al infinito y la piel se me puso de gallina, fue entonces cuando me puse a pensar...

Ojalá estuviera allí en aquella montaña, en una casa de campo apartada de todo y viendo la lluvia caer por el cristal de la ventana. Y que de repente, se fuera la luz, no hubiera nadie en la casa (salvo yo) y me tocara salir a la senda en busca de leña para encender un fuego, solo, sin mas compañía que los animales y los últimos rayos de sol deslumbrándome a medida que se esconden detrás del gran charco.

Llega la noche y no veo nada, todo está muy oscuro y no tengo más luz que la de mi celular, que por cierto, ya está al cuatro por ciento de batería y pronto se apagará. No pasa nada, tengo la leña y un mechero.

Me siento en una roca y enciendo una hoguera, saco un bocadillo de la bandolera y me lo como a la luz de la l...''oh, espera, no hay luna esta noche''. 

Sé perfectamente lo que estáis pensando. Menudo miedo...

¿Miedo por qué? El ser humano solo tiene miedo de él mismo, porque atraca, mata, viola, asesina a sangre fría y daña sin motivos. Por eso yo no me preocuparía, seguiría comiéndome mi bocadillo y disfrutando de la maravillosa lluvia de perseidas e intentando encontrarle sentido a nuestra existencia mirando al infinito, observando hasta el último ''pulsar'' de la galaxia. Pensando en que si algo o alguien encuentra algún día la Voyager se llevará una gran decepción.

Saludos en varios idiomas, un mapa de nuestra galaxia, música clásica...Para cuando quieran llegar a por nosotros, nuestro planeta ya habrá sido engullido por el agujero negro que formará nuestro sol al morir. Y entonces se darán cuenta de todo lo que han perdido, pero la pregunta es: ¿Nos habremos dado cuenta nosotros?...

El tren tiene vía libre, arranca y de un acelerón aparta de mi vista la puesta de sol, dejando escapar otra vez ese momento tan bonito. Esta noche a casa, a hacer la cena.

Jugaré un poco y puedo darme con un canto en los dientes si consigo distinguir la luz de beacon de un avión entre tanta contaminación lumínica.


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