Imagínate por un momento que en
todo lo que crees, todo en lo que sueñas, todos tus pensamientos e inquietudes
se ven desvanecidos por un corte de luz, un apagón, un ‘’hasta aquí hemos
llegado’’, el baile de las efímeras…
Un 30 de Abril de un año cualquiera,
un verano en Noruega, 24 canciones de amor y un poema desesperado. Los versos
que ya no salen, la inspiración que ya no entra… Los niños en la calle jugando
con la corruptela; los hombres de buena fe en la cárcel esperando una revolución
que nunca va a llegar.
Unos monstruos pidiendo perdón
por algo imperdonable, los miembros de la asociación han ido cayendo a lo largo
de la historia, ahora solo quedamos tú y yo y esta bandera rota.
30 de Diciembre, año 5014 D/C
Querido diario, día 5 en la ISS,
Hoy me ha pasado una cosa maravillosa. Mientras iba hacia el módulo de botánica
me he encontrado con ella. Ha agachado la cabeza, como intentando evitarme,
pero yo sé en el fondo que siente algo, algo que la ciencia aún no ha podido
explicar. Es la mujer más guapa del universo, y yo la más cobarde. Sin embargo
las preocupaciones ahora son de mayor importancia, hace días que la NASA no
responde y el navegador no funciona, seguramente será el transmisor, habrá que
salir a arreglarlo en cuanto cese esta maldita tormenta solar.
Querido diario, día 6 en la ISS,
Hemos recibido comunicación por parte de la NASA, ya se han quitado la vida
varios tripulantes, no han podido soportarlo. Esas comunicaciones no iban para
nosotros, sino para el Apolo 13. No somos tontos, sabemos lo que eso significa.
No culpo a mis compañeros por no querer seguir viviendo.
Querido diario, día 7 en la ISS.
Murieron pensando en su casa. Felices; hoy hemos descubierto que la tierra ya
no está ahí, y que aquella reunión en Ginebra no fue una casualidad. Ya funciona el radar, no queda mucho
combustible, el oxígeno se regenera, la comida no. Pero habrá un plan B,
siempre lo hay en estos casos, ¿No?
Os cuento un poco la reunión en
Ginebra: ‘’Tuvo lugar el 24 de Octubre del año 5001, ahí estábamos nosotras.
Vanesa Pérez, Jordi Hurtado y yo, Lucía Wilson.
Nos dieron un paquete de Winston
para aliviar tensiones, un chupito de marca Putin del barato y unas pastitas
con mermelada, las típicas pastitas a las que se le quita la galleta y se come
solo la mermelada. […]
Pruden
trabajaba de controlador aéreo en el aeropuerto Infanta Cristina-Pablo
Iglesias-Adolfo Suárez-Madrid-Barajas. Su nómina era para presumir con
creces, pues cobraba cerca de los cuatro mil euros al mes, cuatro mil euros que
gastaba en caprichos que solo estaban al alcance de gente privilegiada, como ir
al cine o comprar un billete de metro en Valencia...